31 de mayo de 2012

El abismo

Le diste vida a tus sentimientos, a todo aquello que no te atrevías a cargar sobre la piel, y no te diste cuenta de que estabas creando el Frankenstein de las emociones. Como todo monstruo (como todo abismo), tu moderno Prometeo se volvió contra su creador.



Necesitaba algo violento para acompañar el estado de ánimo. La mente, la música, la emoción, el monstruo.

1 comentario:

Unknown dijo...

La violencia extrema nos deja una sensación muy pacífica cuando se va. Es necesario romper una botella contra la pared de vez en cuando.

Saludos!
Parado en el Abismo